Descripción
Este solitario (a quien podríamos ubicar en algún barrio de Bahía Blanca, Tornquist u otra ciudad bonaerense) está alienado, es violento, y sus ensoñaciones se tornan peligrosas. Su mente se encuentra en plena descomposición, invadida de incoherencias, y por momentos, locura y literatura se le presentan como sinónimos, o, tal vez, dos caras de una misma moneda. Las buenas historias de terror están plagadas de sutilezas, balbuceos, ráfagas poéticas, sombras indefinidas y, también, algunas acciones grotescas. Todo esto lo podemos encontrar en El cazador de mariposas, de Patricio Chaija, quien desde hace años cultiva la vocación de conmovernos horadando las paredes de lo que vulgarmente llamamos realidad.